Quiero darte la bienvenida a mi blog personal. En él, podrás conocer mis publicaciones, algunas de ellas expuestas en periódicos provinciales de Canarias. Por otra parte, la ideología se presenta como una aplicación del blog, en el que la política y el debate social estarán presentes en todo momento. Adelante...

sábado, 14 de noviembre de 2009

Terrorismo en la tierra dorada.

De oro, de plata, de diamante o de volcán, que más da. Y es que el verdadero valor no lo da una cuantía artificial, inventada por el hombre, a un material, un tamaño, un flujo comercial, sino esa gota de luna que cae por tu rostro cuando la ves quedarse allí, pintada, plantada, hermosa, en la azul inmensidad, mientras te alejas sentado entre alas a tierras secas, buscando la prosperidad que a ella no le permiten ofrecerte. El verdadero valor lo encuentras en cada bello erizado cuando te sorprende, estando lejos, un documental televisivo sobre sus maravillas, o simplemente un nombrarla en la información del tiempo. El verdadero valor lo encuentras en un almanaque cubierto de rojos tachones, quedan treinta, quedan veintinueve, quedan tres, quedan dos, es la emoción de volver a ver el mar, sus cumbres de terciopelo, loas y salves a María, almendros en flor, mareas blancas a ritmos de son, arenas como carbonizadas por el sol, enanos danzantes, armazones de hierro erupcionando fuegos, valles que son templos del sol, laureles de indias, parásitos barcos y castillos abandonados por el tiempo, una familia que te de calor, que te persiga, que casi te acose, incluso más que cuando estás lejos, “¡cuidado en la carretera, cuidado con el mar, no llegues tarde, dónde estás, qué quieres comer, llama a tu abuela que hace días que no vas a verla, no te metas en política que te cogen manía!”. Es la palmera retahíla heredada y heredable que, aunque detestable, es también añorable. Pero La Palma es un enorme país en miniatura. Si comparásemos a nuestro pequeño tesoro con la España actual podríamos hablar de rivalidades comarcales como si de Madrid o Barcelona se tratara; crisis económica, la misma, pero acentuada, quizás enfatizada por la ineficacia nacionalista que se ha perpetrado en las instituciones de la isla; pero sobretodo, se asemejan en el compartido y existente Terrorismo. Salvando las distancias del terrorismo asesino etarra del “arma en mano”, nuestra isla vive inmersa en el terror del “arma en boca”, y es que si seguimos las palabras del papa Juan Pablo II “El terrorismo nace del odio, se basa en el desprecio de la vida del hombre y es un auténtico crimen contra la humanidad”, podemos concluir que el terrorismo forma parte de la vida diaria palmera. Si bien, merece la pena desglosar ese terror en dos bloques, similares en aplicación pero diferentes en relevancia: El primer caso de terrorismo es el social. El odio se instaura en nuestras casas y partimos contra vecinos, amigos, familiares, qué más da, si mi único objetivo he de ser yo mismo. Es el egoísmo y el desprecio puro al semejante y sí, es un “crimen contra la humanidad”, contra la humanidad más cercana a ti y, en definitiva contra el lugar que tus pisadas comparten con las pisadas del odiado. Se trata de defenderse de un ataque inexistente, de depurar comentarios no nacidos, de situarse lo más alto posible, cueste lo que cueste. Por suerte, nuestra gente, en su mayor parte, cree en el amor que nos hizo ver la luz del sol y huye de este modus vivendi sin sentido que es un sin vivir amenazante y absurdo. Sin embargo, quienes actúan de aquella manera, lo hacen influenciados por el otro terrorismo: el político. Terrorismo puro y duro. Partimos del miedo como el “arma asesina” que ha de destruir la moral y la confianza del “súbdito”. Como apuntaba Norm Coleman “el terrorismo es, en el fondo, en su naturaleza maligna, una guerra psicológica”. En esta isla apasionante y amada por todos, la guerra psicológica y la supervivencia moral del más fuerte, y a toda costa, ensucia nuestro presente de una manera odiosa, impregnando el futuro de dificultades para salir de esta oligarquía dictatorial a la que llevamos siendo sometidos desde hace más de una década. Desesperanza de nuestros mayores, como no, si es que los “terroristas” han acabado con cualquier ápice de integración de los ancianos. Es fácil mantenerlos contentos con un “barril de vino tinto peleón” cada cuatro años. Es el voto asegurado de la desvergüenza y la desprogramación política. Y qué decir del “cochino asao” bajo toldos de rayas verdes y azules y un lema pactado desde la hipocresía: la defensa de “lo nuestro”, mientras el pueblo muere en juventud y se colma de malestar social. Terrorismo, terrorismo y más terrorismo. De los jóvenes, decía el psicoanalista Erik Erikson, referido a la edad entre 16 y 35 años, “intimidad versus aislamiento”. Espero que no se moleste, señor Erikson, si juego con su teoría psicosocial, para referirme a una adaptación palmera “estancamiento versus Partida”. hasta este punto hemos llegado. A colocar a los jóvenes frente a dos polos totalmente opuestos. El primero es quedarse en la isla y sufrir el estancamiento que ello conlleva, en lo social, formativo y económico o bien partir a otras islas más prósperas, a otras provincias españolas o incluso al extranjero. Y la solución será NO VOLVER, envejece la población y se congela la actividad económica. Todo un despropósito político, teniendo en cuenta que nuestra isla, en manos nacionalistas, ha pasado de ser la tercera potencia canaria a ser la séptima de siete. Qué cara dura tienen algunos para ir defendiendo “lo nuestro”, quizás, más referido a un “lo nuestro” más cercano a sí mismos que a un concepto para todos. Sí, asegurarse un bolsillo lleno, la despensa de mi prima a rebozar de “donuts y pachangas”, un todoterreno para mi hermano Luis, todas las obras se las contrato a la empresa de mi tío, un pisito en Los Cancajos, dinerito fresco para visitar la calle de la Montera de Madrid una vez al mes y todos contentos, esto es, “lo nuestro” resuelto. Es risorio ver como quienes defienden lo nuestro y niegan al hermano peninsular alegando una “invasión cultural que acabará con nuestros valores, costumbres y tradiciones”, ese del que sólo se acuerdan para venderle plátanos y pedirle subvenciones, se desviven por organizar una fiesta Halloween en el más ridículo ejemplo de hipocresía barata. Y eso, ¿No es invasión cultural? Terrorismo, terrorismo y más terrorismo. Hablo de terror a perder definitivamente una tierra de oportunidades, miedo a no querer volver, pánico por verla morir en sus manos. Pero al terrorismo se vence con la lucha incesante de la gente, de mi gente honrada y trabajadora, harta de ver como se ríen en sus caras, con traspaso de alcaldías, mociones de censura, mentiras, amiguismos... Pero hoy me pregunto, quién tiene más delito, ¿ETA o la izquierda catalana por pactar con la banda terrorista una paz armada sólo para su región? Y como dice el gran humorista canario, Manolo Viera, “ y al que lo quiera coger, que lo coja”.

Madrid, a 14 de noviembre de 2009.
Fran Díaz Rodríguez.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Cadena Perpetua



"Nada necesita tanto una reforma como las costumbres ajenas." Y es que vivo en una ciudad, sí, una ciudad. Bella, miles de habitantes, su actividad comercial es inusitada, su historia es seductora, la vanguardia inspira sus monumentos, la tradición inunda sus emblemas, el hormigón ya esconde las cumbres, verde, asfalto, humo… Aunque cerca del mar y de las boscosas cumbres, vivo en una ciudad, sí, una ciudad. Una ciudad condenada a “cadena perpetua” pues sus buenas gentes a veces se transforman. Permutan ebrias de orgullo, contaminadas por el “virus rosa” que los ataca. Y nos ataca a diario en las masa mediática sin escrúpulos, todo valerosa y omnipresente que se ha colado en nuestras vidas, como si fuente de información fuera, como queriendo ser la nueva cultura que nos ha de contextualizar a todos, marginando la honestidad, faltando a la verdad y hundiendo a sus adictos adeptos, a quienes dirige a la auténtica incultura y al rotundo fracaso.Y es entonces cuando esas benignas y valerosas gentes conmutan para ensuciarlo todo. Es el “plenilunio” de la vacía verborrea, cruel y sangrienta. Es la nubosidad ambiental productora de rojizas lágrimas que satisfacen al mismísimo Lucifer. Todo ocurre en torno a un banco de metal similar al que imaginaras en una nave extraterrestre, en sillas de mimbre colocadas en corro frente a una Real institución recreativa, sobre los escalones del Ayuntamiento situado sobre un manto de cáscaras de girasol, en las mesas del Quiosco bajo laureles de indias, en la peluquería o en el desgastado, abandonado y entristecido Mercado Municipal. Sólo necesitamos dos personas, a veces más, la una inventa, la otra cree, y la otra aumenta, y la otra lleva el falso mensaje a otra mesa, otra peluquería, otro escalón y a veces a la Iglesia. Allí Dios la mira, y ni por esas siente vergüenza. Mientras tanto, en su casa y adivinándose entre su descaro, un marido, dos hijos, uno es drogadicto, una deuda con el “Hispano”, una nuera con cáncer de pulmón, su cama sin hacer y lo peor de todo ¡Se enfría su cortado! Era un “leche y leche” y ha preferido llenarse la boca con mentiras y exageraciones sobre su vecina que, para colmo, es también su prima. Son palabras del poeta Pablo Neruda “Algún día, en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.” Es quizás miedo a encontrarse, a ver la propia realidad, a odiar la propia vida, pero lo cierto es que esta lamentable actitud se ha convertido en el día a día de muchos conciudadanos, un deporte oficial que, deplorablemente ha eclipsado el buen hacer de la educación y la cultura en el municipio.La solución puede hallarse en el intento personal de encontrarse con la propia inteligencia. El psicólogo suizo Piaget, precursor de la teoría cognitiva, ya pensaba que “la inteligencia es lo que utilizamos cuando no sabemos qué hacer”. Ahí radica la pascua, esto es, la muerte de la cultura del “chismorreo”, que de paso a la resurrección del poder individual, al nacimiento de una regeneración social que se base en la apreciación de la cultura, el buen uso del tiempo de ocio, la educación, el emprendimiento, el respeto mutuo, y todo ello enmarcado con la auténtica conductora del cambio: la autenticidad de un pueblo, que ha perdido sus honrosas señas de identidad.Los culpables.Sería un tópico afirmar que todos hemos contribuido para llegar a esta situación. Pero en este caso lo típico es lo válido. Desde el emisor del “mensaje chismoso” hasta su receptor, quien ha querido recibirlo, participando en el ridículo plan de humillación al tercero, pasando por la permisiva sociedad y la pasividad del tercero, quien no es capaz de provocar respeto hacia sí mismo. Sin embargo, los ciudadanos de a pie no son los grandes forajidos del asunto. Aquellos que se han asentado en las confortables butacas del salón de plenos han provocado con sus malas artes el hastío del pueblo. Y es que, desde hace ya algunos años, en Los llanos de Aridane no existe una oferta de ocio o una agenda cultural coherente con la demanda ciudadana. Esto provoca que la gente componga y cree ejercicios “anti-aburrimiento” a cualquier precio, rozando la exigüidad moral y la desvergüenza.A las nuevas generaciones, las nacidas y las venideras, luchemos por inculcarles, por inculcarnos una vida moralmente higiénica. Somos los jóvenes la gran esperanza de un pueblo hundido en la desesperanza. Bombardeemos al “comadreo” y breguemos por la libertad lozana. Seamos la melodía que reproduzca el deseo y el ansia cultural, pues lo merecemos y lo necesitamos. Pero no es fácil, pues "La verdadera educación de un hombre comienza varias generaciones atrás." Seamos la primera.

Madrid, a 10 de octubre de 2009.

Fran Díaz Rodríguez

domingo, 18 de octubre de 2009

De la música, el infierno.


Cuando el 27 de noviembre de 1999, en la Casa de La Cultura de Los Llanos de Aridane, ofrece su primer concierto, ya cargaba tres años de intenso trabajo, bajo la magnífica batuta del tenor palmero Gregorio Díaz. De esta manera nace, primero, en 1996, la Escolanía Marino Sicilia, y tres años después, la asociación que la custodia. En la actualidad, la Asociación Marino Sicilia, puede presumir de contar también con un coro de voces adultas de una calidad reconocida en todo el archipiélago y que lleva el nombre de un ilustre palmero, Don Elías Santos Abreu.El objetivo fundamental de la asociación es el de formar a niños y jóvenes de la isla de La Palma en la música coral, alejándolos de lacras sociales de sobra conocidas y enseñando la disciplina que todo grupo musical implica. De esta manera, en la convivencia diaria de ensayos, conciertos y otras actividades, se ha formado un grupo consolidado con un pasado asombroso y un futuro cargado de ilusiones y posibilidades.El próximo año, la Asociación Marino Sicilia cumplirá su décimo aniversario. Esto demuestra la solidez y envergadura de un grupo de personas que siempre ha sabido estar a la altura de las circunstancias, y que ha superado los diferentes obstáculos que hayan podido suceder.Desde 1996 hasta la actualidad, la Asociación Marino Sicilia ha llevado el nombre de Los Llanos de Aridane y la isla de La Palma por diferentes lugares del territorio nacional e internacional. Lugares como Madrid, en su auditorio de la Villa de Las Rozas, Isla Cristina (Huelva), Cuenca, Torrevieja, donde la Escolanía logró un diploma de plata y el cuarto puesto en el “Certamen Internacional Juvenil de Habaneras”, Alemania, entre otros, han visto como un grupo de niños ha creado una pequeña historia que nunca podrán olvidar. Además, en intercambios corales con coros de Valencia o Lanzarote se ha demostrado cuál es el verdadero significado de la música.En los últimos tres años, la Asociación se ha colocado a la vanguardia de la música internacional, organizando, en Los Llanos de Aridane el “Curso Internacional de Canto”, que se halla dentro de un circuito intercontinental de música, compartiendo organización con ciudades como Pekín, Viena, Budapest, entre otros.La Asociación ha visto nacer en sus entrañas a jóvenes músicos que hoy triunfan en ciudades como Madrid, Barcelona o Amsterdam. Sin ir más lejos, unos de sus miembros ha fundado recientemente en la capital de España una escolanía llamada “Virgen de la Alegría”, presentada el día 31 de mayo de este año en la parroquia de San Cristóbal de Madrid, concierto al cual acudieron miembros activos de la asociación, como el tenor Gregorio Díaz, el violinista Javier Hernández o el guitarrista Pedro Díaz. Esto demuestra el grado de implicación de la Asociación Marino Sicilia por la cultura, dentro y fuera de la isla de La Palma, siendo reconocida como uno de los grandes motores culturales en la actualidad.La asociación, desde sus inicios ha contado con la orientación y apoyo de grande músicos como Tomás Cabrera, Claudio Nicolai o Luis Cobiella.Desde este contexto y tras la experiencia vivida en la música dentro de Marino Sicilia, lanzo esta reflexión:

De la música, El infierno.

Cuando no me ve nadie, como ahora, gusto de imaginar a veces si no será la música la única respuesta posible para algunas preguntas. La pregunta es el lenguaje de la curiosidad, actitud que nos ofrece conocer el progreso y el desarrollo de nuestros sentidos y capacidades. Sin embargo, no somos las personas capaces de dar respuesta, desde nuestros pareceres y conocimientos, a todos los interrogantes que surgen en nuestro trayecto por la vida. Es entonces cuando aquellos que la hemos conocido, encontramos en ella la respuesta clara, interpretada y propia, al tiempo que hermosa y cargada de bien, que nos hará encontrar la solución al problema planteado.La música surge para complacer nuestros sentidos y dotar a nuestro consciente de capacidades soñadas e inesperadas. Es por eso, que las palabras de Immanuel Kant “a la música va unida cierta falta de urbanidad porque daña la libertad de los demás” reflejan mucha verdad. Cuando la música despierta en quienes la han conocido, a través de su estudio y su experiencia, capacidades nuevas, que son únicas en ellos, éstos, son considerados hombres y mujeres distintos, y sí, lo son, porque son capaces de acciones y pensamientos, gestos y palabras, imágenes y sonidos, a los que nadie más puede acceder. Son, por tanto, hombres y mujeres libres, provocadores de la envidia ajena, productores del sentimiento carcelario extranjero y habitantes de un modus vivendi, tan deseado como criticado.A través del estudio y la experiencia, sólo así, y sólo con ambas, puede ser entendida, vivida y expresada la música. Es por ello que aquellos profanos que lo han intentado han caído en el fracaso lógico de quien pretende un hacer, sabiendo sus limitaciones. Es una opinión que compartimos con grandes autores como George Bernard Shaw, que en una de sus obras ya apuntaba “El infierno está lleno de aficionados a la música”. Y ese infierno es el lugar que acabarán ocupando todos aquellos que se atrevan a intentar atentado alguno contra el verdadero significado de la música. Pero peor aún, es cuando quienes intentan apoderarse de la música no son conscientes de sus limitaciones. Son personas que creen ser sabedores de una materia que, de todos es sabido, nunca se es sabedor. Esta ignorancia es un arma disparada al revés, es la muerte segura del individuo vecino de la indecencia, pensador del “todo vale”; la mentira, el odio y el rencor. Y es que, “cuando el odio es demasiado vivo, coloca al que odia, por debajo de lo odiado”.Debe entenderse la música como el alimento del amor, y el que no lo haga no la entiende y debe salir del vergonzoso descaro de actuar en su nombre. Es de sobra entendible que no basta tan solo con oír la música, o con creerse capaz de hacer música, ya que, si no hay amor, puede haber sonido, pero no existe la música. Y las cosas hechas sin amor, duran lo que tarda en irse el odio, será más o será menos en el tiempo, pero morirán junto con él.